sábado, 29 de mayo de 2010

"To remember and let go" (El final de Lost)

He tardado prácticamente una semana en hablar de Lost, por aquello de que los que no se levantaron el famoso 24 de mayo a las 6 de la mañana, no se sintiesen ofendidos por mi culpa al destriparles los entresijos del doble capítulo final. Pues bien, creo que ya han tenido tiempo suficiente para verlo y si no que paren aquí porque yo no tengo libro de reclamaciones.

Mi opinión en pocas palabras es que el final de mi serie de cabecera durante 6 años, que ahora me deja huérfano, es maravilloso. Ya sé que no responde a las grandes incógnitas, ya sé que roza lo cursi, ya sé que se les escapa un poco el misticismo de las manos... y qué. Si consiguieron que no despegara mis ojos de la pantalla, que sufriera cada vez que se congelaba la imagen o que se perdían los subtítulos, que se me saltaran las lágrimas con los reencuentros, que vibrase con las escenas de acción o que al cerrarse el ojo de Jack me quedara con ganas de más, el objetivo está cumplido con creces.

Está claro que la realidad alternativa no era más que una excusa para deleitarnos a todos con el romántico momento de los reencuentros y los recuerdos de unos personajes marcados por las relaciones que se establecieron en su paso por la isla. Si hubiesen prescindido de ella, la historia habría funcionado igualmente pero nos hubieran privado de la belleza nostálgica en la que por fin los personajes se dan cuenta de que el sufrimiento vivido en la isla había sido lo mejor que habían tenido en su vida. Comprendo las quejas de los que se engancharon a la serie por el tema científico y no sé muy bien qué esperaban. Cuando en el capítulo dedicado a Jacob queda más que patente que ni siquiera él sabe qué es la isla, sólo es consciente de que debe cuidarla porque tiene fe en lo que su madre adoptiva le contó, y cuando cede el testigo a Jack y posteriormente a Hugo, y éstos aceptan el cargo sin hacer preguntas porque por algún motivo la fe ha crecido en ellos, ya no hay nada más que esperar, es una incógnita que nos dejará espacio a nuestras propias interpretaciones. No entender esto es no entender la historia y el origen de las religiones, que en el fondo es lo que han hecho los creadores de Lost, crear una nueva religion en la que sus seguidores deben creer sin saber, de la misma manera que los cristianos creen en un Dios del que no saben su origen. Cualquier obra maestra de la Ciencia Ficción ha mezclado ciencia con religión, certaza con fe, o es que ya nadie recuerda el Lado Oscuro y la Fuerza o el misticismo de Matrix. Y esto es para mi Lost una obra maestra de la televisión, que no me regalaba momentos de placer tan inmensos desde la primera temporada de Twin Peaks.

Yo no necesito saber más de lo que me han contado porque sé lo mismo que saben Jack o Kate, e incluso que Jacob y con eso ya me doy con un canto en los dientes. Que algunos consiguen salir de la isla, que Hugo se quedará guardándola junto a Ben (el grandioso Michael Emmerson) y que Jack, se sacrifica como un Jesucristo moderno para salvar a los hombres. En mi memoria quedará para siempre la lucha en el acantilado de Jack y el falso Locke, el reencuentro de Sayid y Shannon, el beso de Jack y Kate, la angustia e inseguridad de Hugo cuando no le queda más remedio que ser el elegido, la explicación de Christian Shepard a su hijo sobre el lugar en el que se encuentra, que parece que nadie escuchó y mucho menos los supuestos seguidores de la serie que luego hicieron de contertulios en Las Mañanas de Cuatro demostrando que no se habían enterado de nada, y esa maravillosa música que lo envuelve todo y que apoya majestuosamente todos los momentos que guardaré para siempre. Me da igual si se hacen spin offs, o películas, o si introducen momentos adicionales en el dvd (que evidentemente veré), con esto para mi es suficiente.