martes, 2 de marzo de 2010

Lo que no fui

Ya nunca seré uno de esos chicos que caminan con aire triste por la ciudad, de los que mantienen un cigarrillo eterno entre la comisura de los labios, con bufanda de lana, cartera de cuero y pelo despeinado. Uno de esos muchachos estilizados y sobrios que andan con paso desgarbado pero firme con zapatos de cordones. Ya nunca seré uno de esos chicos serios que cuando sonríen iluminan una sala aunque en su mirada se encierre una nostalgia perpetua, de los que enamoran cada vez que susurran una palabra y cuya piel es clara y limpia como la luz blanca. Esos jóvenes elegantes y discretos, parcos en palabras, serenos y tranquilos, bellos y tiernos, uno de esos que dibujan o pintan, escriben o cantan con dolorosa pasión contenida, con un talento natural y sofisticado que esconden en las sombras de su habitación por timidez. Uno de esos protagonistas de películas francesas, que caminan por Le Marais o Montmartre, que encuentras sentado con una cámara reflex en un puente sobre el Sena o con los dedos sucios de carboncillo sobre el cesped de cualquier parque. Ya nunca seré uno de ellos, porque soy lo que soy.

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