miércoles, 21 de octubre de 2009

Ágora

En 1994 leía Fotogramas como si de la La Biblia se tratara. Un breve sobre el proyecto de un director novel me llamó la atención especialmente, en él se detallaba que un tal Alejandro Amenábar se disponía a dirigir una película titulada "Tésis" con Ana Torrent como protagonista, aunque en un principio el papel estaba destinado a Penélope Cruz. Lo que hizo que me fijase en esto era que Amenábar era estudiante de Comunicación Audiovisual (o Ciencias de la Imagen Visual y Auditiva, como se llamaba entonces) en la Universidad Complutense de Madrid, la misma carrera y el mismo lugar en el que yo había comenzado mis estudios universitarios en aquel curso.

Recuerdo a aquel joven muy poca cosa paseando por los pasillos de la facultad sin destacar del resto de los alumnos. Cuando se estrenó el film todos corrimos a las salas para asistir al nacimiento de una verdadera promesa de la dirección de cine, lo que supuso un soplo de esperanza para todos nosotros que sentíamos que lo que estudiábamos no nos llevaba a ninguna parte. Tésis era un ejercicio de cine de suspense, realista, aterrador, bien estructurado y sobre todo muy bien dirigido aunque su factura no fuera impecable y tuviera cierto aire amateur. El resultado, una taquilla importante y muchos premios Goya.

La carrera de Amenábar ha sido un no parar, Goyas, Oscar, taquillazos, remakes. No se casa con ningún género y aunque no tenga una voz propia que haga destacar su autoría en cada una de sus películas, la solvencia y el buen hacer de su trabajo hace que siempre esté al servicio de lo que nos muestra, con la humildad del que no necesita una notoriedad personal continua porque su trabajo por si mismo es más que notorio.

El 20 de octubre de 2010 acudo a los cines Ideal con mi amiga Hannah a ver "Ágora". La historia de Hipatia, pionera de las mujeres científicas, de la Biblioteca de Alejandría, de la estupidez y la cobardía humana, de la lucha de religiones que en el fondo sólo esconde la lucha de poder, de la renuncia a la sexualidad por el pensamiento, de la necesidad del hombre de someter a los demás para sentirse seguro especialmente a la mujer, de la diferencia de clases, del amor abnegado... La grandeza de "Ágora" no está en sus decorados, ni en su presupuesto, ni en las maravillosas interpretaciones... Sino en ser un ejemplo de película histórica que tiene cosas que contar, de hecho tantas cosas de contar que un día después aún sigo reflexionando.

Al salir del cine Hannah me dijo que no entendía muy bien por qué casi todo el mundo que conocía le había dicho que la película no era buena. Es una película austera y la acción está al servicio de la historia y no al revés como suele ser habitual en el cine histórico comercial al que estamos acostumbrados hoy en día. Me temo que éste es el motivo por el que a muchos no les ha gustado "Ágora", por no ser una típica película de romanos, porque lo que cuenta afecta directamente al pensamiento y a la capacidad de reflexión y lo curioso es que precisamente la película insulta a todos aquellos que prefieren dejarse llevar como masa y no son capaces de aferrarse a su capacidad de razocinio. Amenábar eleva la cámara por encima de nuestras cabezas, para vernos desde el cosmos y demostrarnos que por muy importantes que nos creamos, no somos el centro del universo, que somos un minúsculo grupo de hormigas que dan una importancia más que exagerada a su existencia. Las cosas han cambiado muy poco desde el siglo I dc y eso da mucho miedo y ataca de frente a la capacidad de sentir esperanza.

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